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Causas del consumo de drogas en la juventud

Palabras clave: drogas, consumo, adolescencia, dependencia

1.- ¿Por qué puede una persona consumir?

Al parecer, existe una predisposición psicológica, biológica y/o sociocultural. Estas predisposiciones, pueden encontrarse con un ambiente que puede propiciar la disponibilidad al consumo. ¿Qué ambiente es ese? El aprendizaje (por ejemplo, el joven aprende que las drogas son algo normal), la socialización (por ejemplo, pertenecer a un grupo de iguales donde el consumo es habitual) y las expectativas (creencias, actitudes, etc., sobre el consumo de drogas y sus consecuencias: por ejemplo, creer que no hacen daño a largo plazo, que se controlan, etc).

Esta disponibilidad puede desencadenar en el acceso a las sustancias. Dicho acceso estará, además, condicionado por la disponibilidad económica. El consumir o no, cuando el ambiente es favorable a hacerlo, pueden desencadenarlo de una manera definitiva varias variables que pueden darse juntas o no: falta de apoyo social, un estado emocional negativo y/o carencia de habilidades de afrontamiento para negarse al consumo.

Esto puede llevar a la prueba de la sustancia. Una vez hecha puede tomarse la decisión de seguir consumiendo o no. En el caso de seguir consumiendo (pueden darse interacciones con otras sustancias) puede llegarse al caso de la dependencia. En este punto, la adicción ya se ha consolidado (Modelo Comprensivo y Secuencial de las Fases para el Consumo de Drogas en la Adolescencia de Begoña, 1999).

Algunos factores de riesgo tienen que ver con las relaciones entre los niños y con otros agentes sociales fuera de la familia, especialmente en la escuela, con los compañeros y en la comunidad. Algunos de estos factores son (NIDA, 2001):
- Comportamiento inadecuado de timidez y agresividad.
- Fracaso escolar.
- Dificultad en las relaciones sociales.
- Afiliación con compañeros de conducta desviada.
- Percepción de aprobación del uso de drogas en el ambiente escolar y social.

2.- Datos sobre el abuso de sustancias en la adolescencia
Según los datos ofrecidos por la Encuesta sobre Drogas a la Población Escolar del año 2000, realizada por el Plan Nacional sobre Drogas (2001), el alcohol y el tabaco son las sustancias más consumidas por los escolares: un 76% ha tomado bebidas alcohólicas en alguna ocasión y un 34,4% ha probado el tabaco. Además, el 31,2% de los jóvenes encuestados había probado el cannabis alguna vez a lo largo de su vida, y el 5% psicoestimulantes (éxtasis o cocaína).

El tabaco es la sustancia con la que los escolares tienen un contacto más temprano, situándose la edad media del inicio al consumo en los 13,2 años, seguido del alcohol (13,6 años), los tranquilizantes (14,5 años) y el cannabis (14,8 años). La cocaína es la droga cuyo consumo da comienzo a edades más avanzadas (15,7 años). Los mayores incrementos en los consumos de tabaco y alcohol se producen entre los 14 y los 15 años,

3.- Consecuencias del consumo de drogas en la adolescencia

Consumir drogas a una edad temprana conlleva una serie de consecuencias asociadas a corto plazo en diferentes áreas:

- Salud: el consumo de drogas origina o interviene en la aparición de diversas  enfermedades, daños, perjuicios y problemas orgánicos y psicológicos. Por ejemplo: Hepatitis, Cirrosis, Trastornos cardiovasculares, Depresión, Psicosis, Paranoia, etc.
- Salud psíquica: Los adictos suelen padecer una amplia gama de trastornos psicológicos, como estados de ánimo negativo e irritabilidad, actitudes defensivas, pérdida de autoestima e intensos sentimientos de culpa.
Salud Física: La adicción suele conllevar la aparición de multitud de síntomas físicos incluyendo trastornos del apetito, úlcera, insomnio, fatiga, más los trastornos físicos y enfermedades provocadas por cada sustancia en particular.
- Social: Los adictos a drogas, con frecuencia se ven envueltos en agresiones, desorden público, conflictos raciales, marginación, etc. Cuando se comienza a necesitar más a las drogas que a las otras personas pueden arruinarse o destruirse las relaciones íntimas y perderse las amistades. Se puede dejar de participar en el mundo, abandonar metas y planes, dejar de crecer como persona, no intentar resolver constructivamente los problemas y recurrir a más drogas como "solución". El abuso de las drogas puede también perjudicar a otros, por ejemplo: el dinero con que son pagadas las drogas puede privar a la familia de satisfacciones vitales como comida o ropa. El discutir los problemas y situaciones de la adicción puede generar conflictos familiares. Las reacciones violentas a las drogas pueden llevar al usuario a cometer asaltos e incluso asesinatos. Si una mujer embarazada toma drogas sin control médico puede ocasionar malformaciones genéticas en el nuevo ser que está en gestión.
- Legal: El abuso de determinadas drogas es contrario la ley. Los ofensores (tanto los que experimentan como los que se dedican al consumo de drogas) corren el riesgo de tener que pagar multas y/o ser encarcelados. Un arresto puede significar vergüenza, interrupción de los planes de vida, antecedentes penales. Ciertas drogas pueden desencadenar una violencia incontrolable y conducir al usuario a crímenes que son severamente punibles por la ley.
- Economía: dado el ingente volumen de dinero que mueve el mercado de las drogas y el narcotráfico, tanto los consumidores como los países contraen importantes deudas; se crean bandas organizadas; se produce desestabilización económica nacional, etc. El uso continuo de drogas puede ser muy caro, ya que sus costos se elevan a cientos y, en ocasiones, a miles de dólares por año. Para sostener su hábito muchos usuarios recurren al crimen. Al destinar la mayor parte del dinero a comprar las drogas, apenas queda dinero para otras cosas. Los ahorros se agotan y suele aparecer el endeudamiento. A veces para poder sufragar los gastos de la adicción se ve obligado a recurrir a actividades ilegales.
- Relaciones: La relación con la familia, amigos o pareja se altera, aparecen discusiones frecuentes, desinterés sexual, la comunicación se interrumpe, hay pérdida de confianza, alejamiento, etc.
- Trabajo: Cuando una persona tiene una adicción suele restarle tiempo a su trabajo para buscar la droga o recuperarse de su uso, suele llegar tarde, hay menor productividad, deterioro de la calidad del trabajo o pérdida del propio trabajo.
- Conducta: Como conseguir y usar la droga se ha vuelto casi más importante que ninguna otra cosa, los adictos se vuelven egoístas y egocéntricos: no les importa nadie más que ellos mismos.


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Maltrato Infantil

Palabras clave: maltrato negligencia, abuso, niños, estrés

1.- ¿Qué es el maltrato infantil?
                Se puede definir el maltrato infantil como los abusos y la desatención (lo que técnicamente se llama negligencia) que padecen menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.

2.- Datos sobre el abuso sexual en la infancia
Alrededor de un  20% de las mujeres y entorno a un 5-10% de los hombres manifiestan haber sufrido abusos sexuales en la infancia, mientras que un 25 a 50% de los niños de ambos sexos refieren maltratos físicos. En lo que respecta a las consecuencias del maltrato infantil se encuentran problemas de salud física y mental para toda la vida, y efectos sociales y laborales negativos que pueden retrasar el desarrollo económico y social de los países. Se pueden apreciar estas consecuencias en tres niveles: cognitivo (problemas de aprendizaje), emocionales (por ejemplo, falta de habilidades sociales) y comportamentales (puede haber mayor probabilidad de que la víctima de maltrato se convierta en maltratador). Es posible prevenir el maltrato infantil antes de que se produzca, y para ello es necesario un enfoque multisectorial. Los programas preventivos eficaces prestan apoyo a los padres y les aportan conocimientos y técnicas positivas para criar a sus hijos. La atención continua a los niños y a las familias puede reducir el riesgo de repetición del maltrato y minimizar sus consecuencias

3.- Consecuencias en las víctimas a Corto Plazo

Padecer maltrato infantil supone una causa de malestar para los niños, así como, posiblemente también, para la familia. Además, tiene consecuencias a largo plazo que repercutirán y condicionarán la vida adulta de la víctima. El estrés causado por el maltrato puede suponer la aparición de trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. Afectando al desarrollo y a la salud tanto en el presente como en el futuro. Por ello, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia tienen un mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como:
  • actos de violencia (como víctimas o perpetradores)
  • depresión
  • consumo de tabaco
  • obesidad
  • comportamientos sexuales de alto riesgo
  • embarazos no deseados
  • consumo indebido de alcohol y drogas

A través de estas consecuencias en la conducta y la salud mental, el maltrato puede contribuir a las enfermedades del corazón, al cáncer, al suicidio y a las infecciones de transmisión sexual.

4.- Tipología

Indicadores de Maltrato Fïsico


EN EL MENOR:
A.1. Magulladuras o moratones en distintas zonas
corporales y en diferentes fases de cicatrización.
A.2. Quemaduras de puros o cigarrillos, con
objetos que dejan una señal definida o indicativas
de inmersión en líquido caliente.
A.3. Fracturas óseas en diversas fases de
cicatrización. Fracturas múltiples. Torceduras o
dislocaciones.
A.4. Heridas o raspaduras.
A.5. Lesiones abdominales, vómitos constantes,
hinchazón del abdomen.
A.6. Señales de mordeduras humanas,
especialmente cuando parecen ser de adultos o
son reiteradas.
A.7. Cortes o pinchazos.
A.8. Lesiones internas.
A.9. Asfixia o ahogamiento.
A.10. Reticente y cauteloso al contacto físico con
sus padres y otros adultos.
A.11. Declara que su padre, madre u otro familiar,
le han causado alguna lesión.
A.12. Esconde la agresión y/o da respuestas
evasivas o incoherentes.
A.13. Muestra miedo a ir con sus padres.
A.14. Llora cuando terminan las clases y tiene que
irse de la escuela o guardería.
A.15. Muestra sentimientos de culpa y cree
merecer las agresiones.
A.16. Se mantiene alerta ante posibles peligros.
A.17. Se muestra aprensivo cuando otros niños
lloran.
A.18. En situaciones angustiosas no espera ser
consolado.
A.19. Muestra conductas extremas (ej. agresividad,
rechazo o de miedo).
A.20. Presenta conductas autodestructivas.
A.21. Baja autoestima.
A.22. Se siente rechazado y no querido.
EN LOS CUIDADORES.
A.23. No explican de forma convincente la causa de
las heridas o lesiones.
A.24. El motivo de la consulta no coincide con el
resultado de la exploración
A.25. Dificultad para localizarlos.
A.26. No acuden cuando se les cita.
A 27. Frecuentes cambios de médico.
A.28. Intentan ocultar la lesión.
A.29. Culpabilizan a otros de las agresiones.
A.30. Intentan proteger la identidad de la persona
causante de la lesión.
A.31. Aparente despreocupación por el menor.
A.32. Pautas disciplinarias severas y no
proporcionales a la conducta y edad del menor.
A.33. No se controlan cesando el castigo.
A.34. Perciben al niño de forma negativa.
A.35. No dan su consentimiento a nuevas pruebas
diagnósticas o no participan en las mismas.
A.36. Abuso de drogas y/o alcohol.
A.37. Han sido objeto de maltrato en su infancia.







Indicadores de Maltrato Psicológico


EN EL MENOR:
B.1. Retraso en el crecimiento.
B.2. Retrasos en el desarrollo físico.
B.3. Alteraciones en el desarrollo motor.
B.4. Retraso en el desarrollo del lenguaje.
B.5. Retrasos en el desarrollo intelectual.
B.6. Trastornos del desarrollo emocional.
B.7. Problemas en el control de esfínteres.
B.8. Trastornos de la alimentación y del sueño.
B.9. Trastornos psicosomáticos.
B.10. Trastornos de conducta.
B.11. Reacciones de ansiedad.
B.12. Reacciones de temor o de miedo ante
estímulos sociales.
B.13. Ausencia de respuesta ante estímulos
sociales.
B.14. Comportamientos negativistas o agresivos.
B.15. Actitud silenciosa y tristeza sin motivo
aparente.
B.16. Apatía, inhibición en el juego.
B.17. Aparece excesivamente complaciente,
pasivo, nada exigente.
B.18. Hiperactividad.
B.19. Disminución en la capacidad de atención.
B.20. Es extremadamente agresivo, exigente o
rabioso.
B.21. Conductas de riesgo o antisociales.
B.22. Conductas compulsivas y/o autolesión.
B.23. Intentos de suicidio.
B.24. Muestra conductas extremadamente
adaptativas que son o bien demasiado adultas o
demasiado infantiles.
B.25. Baja autoestima.
B.26. Relaciones sociales escasas y/o
conflictivas.
B.27. Escasez de habilidades de resolución de
conflictos.
B.28. Problemas de aprendizaje.
B.29. Cambios bruscos en el rendimiento escolar y/o
conducta.
EN LOS CUIDADORES.
B.30. Rechazo verbal y/o no verbal hacia el menor.
B.31. No responden a sus iniciativas de contacto.
B.32. Lo culpabilizan continuamente, o le
manifiestan desprecio.
B.33. Utilizan frecuentemente el castigo y la
intimidación
B.34. Pautas educativas y disciplinarias
incongruentes y no estables.
B.35. Le amenazan con castigos extremos.
B.36. Lo enfrentan a situaciones violentas o
peligrosas, con el fin de crearle un miedo intenso.
B.37. Actitud fría. Niegan amor al niño.
B.38. Le transmiten una desvalorización constante
de sí mismos, con críticas continuas y mostrando
desprecio por sus adquisiciones.
B.39. Dificultan la interacción y comunicación del
menor con otros niños o adultos.
B.40. Violencia doméstica física o verbal extrema y/o
crónica, entre los padres o cuidadores, en presencia
del menor.
B.41. Falta de interés por sus necesidades y
despreocupación por sus problemas. No les dan
ayuda cuando la necesitan.
B.42. Desinterés por su evolución o por las
actividades que realizan.
B.43. Responden de manera extrema e imprevisible
ante conductas normales del menor, como por ej. su
curiosidad natural.
B.44. Exigen al menor por encima de sus
capacidades físicas o psicológicas.
B.45. Trato desigual a los hermanos.


También existen otros tipos de maltratos en la infancia como son: la negligencia (donde las necesidades físicas y psicológicas básicas del menor no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro del grupo que convive con él); abandono psicológico (que se da cuando hay falta de contacto o de expresividad emocional en las interacciones mutuas, por parte de una figura adulta estable); abuso sexual; explotación laboral; maltrato prenatal (por ejemplo con el abuso de drogas o alcohol durante el embarazo) o el maltrato institucional (programa, legislación, procedimiento o actuación u omisión por parte de organizaciones o instituciones públicas o privadas o bien procedente del comportamiento individual de un profesional que conlleve abuso, negligencia, detrimento de la salud, del desarrollo y de la seguridad o que viole los derechos básicos de los menores).